Momento de la celebración

 

Es difícil comenzar estas líneas  que nunca hubiese imaginado ni querido tener que escribir, y es que como dice el refrán castellano: “el hombre propone y Dios dispone”. El final del mes de febrero, como bien sabéis muchos, ha sido muy tormentoso y duro para la familia SMA, pues, en quince días, hemos sufrido el fallecimiento inesperado de dos compañeros.

El 14 de febrero, Ramón Bernad enviaba una foto del nuevo edificio que estaban construyendo en el centro de formación de Pabegou y, en la mesa, comentábamos lo feliz que se le veía, pero esa misma tarde me anunciaban que había sufrido un ictus del que ya no saldría. Acompañé a sus dos sobrinas al Benín y asistimos a sus funerales, que estuvieron marcados por el dolor, pero al mismo tiempo lleno de cariño, aprecio y admiración por un misionero comprometido hasta el final de su vida. Tenéis algunas de las frases de la homilía del superior Provincial de Benín-Niger.

Y cuando descendíamos ya a Cotonou recibimos la otra noticia que nos dejaba helados a todos: Paco había sido encontrado muerto en su cama. ¡Os podéis imaginar el golpe anímico, psicológico y de perplejidad! Toda la familia SMA estábamos en shock y rápidamente todos se movilizaron para estar presentes y cercanos a la familia en Granada. Como en Benín, en el funeral multitudinario presidido por el Obispo de Granada, se recordó el compromiso misionero y la pasión de Paco con el continente africano.

Este número especial de Selva y Sabana quiere ser nuestro sencillo homenaje lleno de cariño y de gratitud por todo lo que hemos vivido, compartido en todos estos años, llenos de tantos buenos momentos de ilusión y de pasión por este querido continente africano y sus gentes.

 

Ramón y Paco entregaron toda su vida a Dios y a la misión hasta los últimos momentos. Ramón, después de haber estado casi toda su vida en Costa de Marfil, aceptó entregar sus últimos años en Benín, primero al servicio de las hermanas del monasterio y luego en la creación de las comisiones de justicia y paz en nuestras parroquias SMA en Benín. Paco, a pesar de no poder volver a África por su enfermedad, nunca abandonó su pasión por África y se entregó al estudio de nuestro fundador Marion de Brésillac y a los comienzos de la SMA.

Además de la herencia de sus testimonios y su entrega, todo lo vivido nos deja también otra enseñanza a todos nosotros y es que como nos dijo Jesús, “No sabemos ni el día ni la hora”.

¡Descansen en Paz!