África es nuestra pasión. Estamos presentes en los lugares más pobres viviendo con los africanos el día a día, compartiendo su esperanza y buscando su dignidad. Cristo es nuestro modelo en todos los trabajos que hacemos, tanto cuando acompañamos a una comunidad cristiana naciente como cuando perforamos un pozo o construimos una escuela.

Contribuimos al nacimiento y a la construcción de comunidades cristianas que dialogan con su entorno y son fermento de una nueva manera de vivir.

Creemos que los africanos son los responsables de su desarrollo y el de las comunidades eclesiales que empiezan a conocer a Jesús. Por eso cuidamos la formación de líderes locales para que puedan asumir ellos mismos la misión.

En definitiva, tratamos de responder con eficacia a la vocación misionera de la Iglesia entre los africanos, siendo nuestra prioridad la primera evangelización, unida siempre a la promoción humana y al desarrollo de una iglesia local capaz de asumir los retos y desafíos que se le presentan hoy.

Los misioneros SMA sabemos que nuestra labor misionera continúa en nuestros países de origen. Somos testigos de la Misión en nuestra tierra. Presentamos la realidad de África: sus jóvenes iglesias, sus culturas ancestrales, sus dificultades y sus esperanzas. África nos ha enseñado mucho y nos puede enseñar mucho más.

Al mismo tiempo, y gracias a los amigos que nos apoyan y nos sostienen, buscamos las ayudas y la cooperación necesarias para nuestro trabajo de evangelización y los proyectos de desarrollo que llevamos a cabo en todos los países donde estamos presentes.