Marcos Delgado Arce

La experiencia vivida con Salamata  me ha dejado una huella profunda por su testimonio de Fe, valor ante el dolor y de confianza en Dios

Cuando Gerardo me pidió un texto para el libro “Tejiendo Paraísos”,  que podréis encontrar este año, me acordé de la experiencia y el ejemplo de Salamata y que recuerdo reducido para este número de Selva y Sabana. La familia de Salamata vino a buscarme pues apenas podía andar ya que tenía su brazo hinchado exageradamente.

Recuerdo que la llevamos al hospital de Tanguieta el  jueves santo del 2002 muy temprano  pues quería volver para los oficios. Salimos con el Toyota, ella sentada a mi lado y toda su familia detrás. Ella colocó su brazo en el respaldo del asiento pasando la mano por detrás de mi cabeza.  En un momento dado, como veía que hacia algún gesto de dolor,  se me ocurrió preguntarle si le dolía mucho y me contestó:  casi nada.   Y me dije a mi mismo: ¡Dios mío que fuerza y yo me quejo por nada!

Llegamos pronto al Hospital   y como era día festivo no había consulta así que fui a buscar al Doctor Florencio, un Hermano de Dios que es una eminencia y que ha salvado a miles de personas.

Cuando llegó me preguntó:  – ¿Qué haces tú hoy aquí en día de  fiesta? ¿Qué me traerás, Dios mío?

¡Ven y vas a ver!  Le dije yo.

ste apasionante continente tan desconocido en Europa.

  • Entramos en un cuarto y Salamata despacio fue descubriendo su brazo yFlorencio me pregunta: ¿Pero dónde encuentras tú estos casos?
    • ¡No soy yo quien busca, son ellos los que vienen a buscarme!
    • Mira Marcos esto es un cáncer ya muy avanzado. La única solución sería cortar desde el hombro, pero no es seguro que ya no se haya extendido.
    • Pues no pasa nada. Voy a decírselo a la familia y si no aceptan nos volvemos para casa.

    El alma se me caía a los pies cuando intentaba explicárselo a Salamata en lengua Yom y ver su cara de pena. Salimos de la habitación y se lo explique a la familia que con grandes gestos dijeron, de eso nada y que nos volvíamos a casa. Si le cortan el brazo ¿cómo cuidará de su hijo? Yo intente decirle a ella que cortar era casi la única solución, pero tampoco era algo seguro.

    Al final la decisión estaba tomada pero para mi sorpresa al coger  el coche yo les digo: ¡vamos, id montando que nos vamos que tengo que ir luego a un pueblo! El hermano mayor me dice:

    • Padre, ¡espere un poco porque dice Salamata que desea operarse! Solo habían pasado 30 minutos y seguramente Salamata había reflexionado y les había convencido.
    • ¿Estás segura Salamata?
    • Si con ello tengo alguna posibilidad ¿como no lo voy hacer?
    • Tienes razón mama, pude responder con lágrimas de alegría en los ojos.

    Así que se quedaron y el mismo viernes fue operada.      El sábado Santo, en la mañana, recibo la llamada que ya la habían operado y que todo había salido bien.  Imaginaros mi alegría y los latidos de mi corazón. La familia estaba muy contenta y vino a darme las gracias.

    organismos y ONGs que también trabajan por dar a conocer este continente.

Nunca olvidaré la sonrisa de Salamata al verme entrar en la habitación cuando fui a verla. La pobre no dejaba de darme las gracias porque por lo menos ahora no tenía dolores como antes.

Al cabo de quince días Salamata volvió  a casa y cada vez que venía al mercado se  pasaba a la misión a saludarme.  Ha cogido tanta habilidad que es capaz, con solo la mano derecha, colocar el niño en la espalda, poner el paño y atárselo ella sola.

Pero había pasado un año y medio cuando un día sus hermanos vienen a decirme que Salamata está enferma, que tiene mucha tos. Una radiografía nos descubrió que tenía los pulmones invadidos así que cuando fui a verla la dije:

  • Salamata, creo que es mejor que vuelvas al Hospital de Tanguieta para ver si pueden hacer algo.
  • ¡Y si no, Dios esta! Me respondió ello.
  • Es verdad Salamata pero vamos a confiar.

Como podéis imaginar, el final estaba  escrito y que solo era cuestión de días o semanas. Al final a los quince días falleció.

Cuantas veces las personas más sencillas nos dejan grades ejemplos de FUERZA, VALOR Y FE que se nos gravan en el corazón y la memoria y que ahora nos ayudan a seguir caminando. Siempre he recordado el ejemplo de Salamata y en este tiempo de Pascua también he querido compartirlocon todos vosotros pues  creo que este es el mensaje que  Jesús nos dejó con su muerte y resurrección: Dios  es vida para todos nosotros.

 

 ¡Y si no,Dios está!

Marcos Delgado Arce, sma

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! Gracias a todos ¡

                                  Marcos delgado Arce, sma

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